Wednesday, September 03, 2008

El hombre que dijo que iba a pescar (Cuento)

Foto cortesía de Google
"Yo me enamoré de esa mujer como un loco. Se parecía a tí. De hecho, muchas veces, tú me recuerdas a ella. Tenía tu mismo pelo, así medio rubio, con mechones carmelitas y rubios, así mismo, pero ella tenía los ojos claros. Unos ojos muy lindos. Muy hermosos. Su piel era color miel, como la tuya. Un día le dije de ir a casarnos y ella me dijo pues vamos. Entramos los dos juntos al jurado y firmamos. Ibamos solos. No le avisamos a nadie. Para qué? Así fue mejor. Después fuimos a comer croquetas. Nada más y nada menos que croquetas. Jaja... Ay Dios mío! Ahora cuando como croquetas me acuerdo siempre de ella. Empezó a llover y nos fuimos al cine. Después de eso, qué? Pues fuimos felices... Demasiado felices para estar en la tierra. Aquellos fueron los mejores dos años de mi vida.

Un día le dije que iba a pescar. No le dije nada y me monté en una lancha rumbo a la yuma. Claro que le di un beso antes de irme pero no le dije la verdad porque no quería que se preocupara, ni tampoco que viniera conmigo. Era peligroso... Preferí no arriesgar su vida. Por un año nos escribimos, hasta que un día le dije que ella hiciera su vida por álla que yo por aquí iba a hacer la mía. Nunca me volví a enamorar de más nadie como lo hice de ella. Trabajé en la construcción, ése fue un trabajo muy duro, lavé platos en un restaurante, hasta que me promovieron a cocinero y ahí fue donde aprendí a hacer los spaghetties con salsa alfredo de los que te di la receta. He hecho de todo en este país. Tuve mil trabajos hasta que logré sacar a mis padres de Cuba y me los traje conmigo.

Y ella? No volví a saber de ella hasta que llegó aquí años después, cuando ya era demasiado tarde y habia conocido a otra mujer. Aquello empezo como una cosa rápida. Salimos tres veces y te lo juro, enseguida ella quedó embarazada. Me dijo que no creía en el aborto y no pensaba sacárselo. Yo, no le dije nada. Ahora tengo ese hijo que es mi vida. A ella no la soporto. Pero lo miro a él, tan chiquitico y tan lindo y pienso que por él soy capaz de aguantar lo peor de este mundo. Y ella no es lo peor. Vaya, no es mala. Es muy buena madre. Trabaja mucho. Tenemos una casa juntos. Después que nació el niño dicidimos casarnos por una cuestión legal y para que el nino no fuera diferente a sus amigos. Fue una boda sencilla. Yo no habia pensado en casarme con ella. No fue planificado. Pero ya soy un viejo, tenemos una familia y un hijo bello a quien no cambio por nada en el mundo.

La otra llegó, pero tarde. Vino casada, divorciada y con una niña. Ahora enseña español en una escuela primaria. Quieres ver una foto de ella? Esta es ella y su hija. Sigue siendo hermosa. Tengo su foto aquí, en la computadora del trabajo, porque si mi mujer me ve esta foto, me mata. Yo sé, yo sé que no tiene nada de malo pero ella siempre ha vivido con el complejo de que nunca me enamoré de ella y todavia pienso en esta."

"Y la otra, tu primera esposa, te llego a perdonar que le dijeras que te fuiste a pescar?"

"En verdad, verdad, nunca lo sabré."

"Te arrepientes?"

"Sí."

"Volverías a lanzarte al mar?"

"Sí. Dejándola a ella atrás? No."

"La segunda mujer de la que me he enamorado, eres tú."

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"Todo empezó cuando comencé a extrañarte. Yo no sabía nada de mis sentimientos, hasta que te fuiste y empecé a sentir algo raro. Y me dije, pero qué me está pasando? Ahora regresas y no sé por qué te digo esto porque no espero nada de tí. Qué puedo esperar yo? Yo no quiero nada de parte tuya. Tú eres una estrella. Tú te mereces tanto, tanto, nenita, que yo sólo te deseo lo mejor y lo más grande para tí. Yo no puedo evitar decirte esto... Es más, te quisiera aunque no fueras tan linda, porque a mí no me importa tu belleza exterior. Tú ves que los machos se meten contigo en los pasillos, te dicen cosas, te ven buenísima, yo no es que vaya a ser ciego, tengo que reconocer que eres linda, para mí eres la mujer más linda, pero yo veo en tí más que todo eso. Eres intelectual, inteligente y buena. Nada, sólo quería decirte que te quiero mucho, mucho y voy a estar siempre aquí, viéndote llegar muy lejos, porque vas a llegar y en lo que pueda hacer para ayudarte, cuenta conmigo. Además, me has hecho mucho bien. Muchísimo bien. Me has devuelto las ganas de vivir. He comenzado a escribir, a leer, hasta te estoy escribiendo una canción. Nunca antes había escrito algo así."

Ella sintió que estaba viviendo una escena de La tregua, aquella novela de Mario Benedetti que tanto le había gustado cuando la leyó. No supo responderle. Guardó silencio. Se preguntó si él fuese alto y joven y ella no tuviese un novio, con éstas y más características, si acaso entonces existiese una ínfima posibilidad de enamorase de él. Concluyó que no se podría fijar en un hombre que le dijo a su esposa que iba a pescar y navegó 90 millas para llegar a Miami, sin nunca despedirse.

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