Cuando una mujer dice no estoy enojada, lo está (Poema)
No te preocupes por nada.
Has dejado varias cosas claras.
Tu corazón es tuyo
y el mío es sólo mío.
Es imposible que ambos,
latan a un unísono.
No tienen porque reír y llorar juntos,
ni compartir o escucharse.
Tu corazón, como la mayoría de los corazones,
busca su alegría propia.
Mariposea de aquí para álla,
aspira a cazar la felicidad.
Déjame a mí con el mío
y dile a tu corazón:
“mil y una gracias por esta lección”.
Porque en estos días de sombras,
melancolías
y penas,
la ausencia de su presencia,
me ha hecho aferrarme a Dios.
Y gracias a tu egoísta corazón,
el mío encuentra su rumbo,
se recupera a sí mismo
y se llena de valor.