Una buena foto de lo que ahora está ocurriendo
El señor que vende flores porque la jubilación no le alcanza para vivir, el arte japonés de cultivar bonsais, universidades en alerta trás lo ocurrido en Virginia Tech, el futuro incierto de bienes raíces, etcétera y mil cosas más. Todas ellas ocurren a mi alrededor, las presencio y traduzco en reportajes. También a veces me hago preguntas que se vuelven historias, como cuál es la historia del mojito, o la de la guayabera. Me encanta contar historias, pero más me encanta dar con ellas por sorpresa y aprender algo nuevo. Soy más que una chismosa, una curiosa enamorada de la vida. Me sorprende el mundo y sus mil mecanismos, sus procesos, las vivencias de las gentes y sus mil historias. Aunque hay veces, muchas veces, en que el dinero escacea y me pregunto por más de tres minutos si vale, o no la pena continuar. Si debo seguir intentando llegar donde soñé de pequeña, o donde me propuse verme el día que me dieron mi diploma universitario y mis padres lloraron de emoción. El precio a pagar es alto y muchas veces me siento como el pastor de El alquimista de Paulo Cohelo. En más de una ocasión pienso que no existe tal tesoro y no puedo, ni debo seguir empeñada en llegar a las pirámides. Pero sigo. Unos meses atrás no pensé que aún lo estaría intentando, pero aquí estoy, luchando y no renuncio.