Sexualidad y muerte en Romancero gitano (Trabajo para clase de literatura)
El diccionario de la Real Academia Española define los romances como unas combinaciones métricas de origen español que consisten en repetir al fin de todos los versos pares una misma asonancia y en no dar a los impares ninguna especie de rima. El Romancero gitano es una colección de dieciocho poemas de esta índole. Según Ramos-Gil, “está escrito normalmente en cuartetas, como las coplas, y sólo la rima uniforme les da el aire de romance” (89). La forma en la que está escrito le da ese sabor popular. Las coplas en ocasiones se cantan y lo cierto es que el lector del Romancero gitano nota el ritmo de los versos al querer cantarlos. Las palabras del propio Lorca dejan bien claras sus aspiraciones con el libro al nombrar a estos romances sus favoritos y dijo que los gitanos eran: “la sangre y alfabeto de la verdad andaluza y universal” (Ramoneda 442). De ahí que el crítico Ramos-Gil considerase que los gitanos eran “elementos poéticos y mágicos, indispensables en el mundo y en la visión de Lorca” (192).
“La poesía de Lorca nos lleva insistentemente al mismo clima de muerte, de frustración y ruina. Es una consecuencia inevitable del antagonismo y de la predicción del poeta por las situaciones fronterizas y liminales” (Ramos-Gil 228). Esta muerte de los gitanos en manos de la guardia civil se destaca en ocho de las dieciocho composiciones del libro. La muerte también prevalece como fin inexorable de la vida humana en otros romances, sin ser necesariamente causada por la guardia civil; incluso pudiéramos sostener que la mayoría de sus romances giran alrededor del tema de la muerte. En algunos, Lorca habla del antónimo de la muerte, la vida, muchas veces asociado con la lujuria y el sexo valiéndose de los colores y la luna. Sin embargo, los romances que pudiéramos tildar de “alegres” inmiscuyen por completo la muerte. El autor provoca en el lector del Romancero gitano ese sinsabor de la polaridad muerte-vida, vida-muerte, que intrigará al escritor en sus cavilaciones existenciales.
El primer romance, “Romance de la luna, luna” trata sobre la muerte: “la luna trae la locura y la muerte, es una gitana adornada de joyas baratas” (Mujica 467). La bailadora de flamenco es la luna, quien a la misma vez es la muerte. Estas son las capas a profundizar que conforman el lenguaje simbólico lorquiano. La palabra muerte no se menciona en ningún verso del romance. Sin embargo, una atmósfera de irrealidad y ensueño embarga todo el romance. De forma reiterada en la poética lorquiana, la luna representa muerte, como señalaremos en la mención de otros romances en el Romancero gitano. También se hace mención a un símbolo cromático, el color blanco, cuando habla el poema del “blancor almidonado” de la luna. El color blanco es el favorito de Lorca y el más frecuente en toda su obra. El blanco es también el más complejo de todos los colores, por ser el resultado de la mezcla de todos los demás y su apariencia engañosa, que no muestra todos los colores que se hallan en él. Si el blanco es el color que con mayor frecuencia usa el poeta en su obra y significa muerte, la obsesión del autor por este tema es patente, como previamente mencionamos. En el Romancero gitano se ve cómo el color blanco y la luna se hacen presentes siempre que aparece la muerte. Sabemos que el niño ha muerto cuando el romance dice:
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos. (31-4)
Ramsden analiza en su estudio, Lorca’s Romancero gitano, que la luna es una mensajera de la muerte; sobre todo de los niños que se quedan mirándola muy fijamente, totalmente hechizados. Dice que no se debe pasar por alto tampoco el conocimiento que Lorca debió tener sobre el papel que jugaba la luna en las culturas primitivas, para las que el astro era amenazante, mítico y estaba lleno de presagios mortuorios. Lorca de seguro tenía conocimiento de que para el hombre primitivo la luna con su ciclo mensual de nacimiento, crecimiento, declive y muerte reflejaba la vida humana; además de influir la vida humana trayendo la muerte (2). Curiosamente la luna de Andalucía no puede dejar de tener algo típico de la región y por ello en este romance la luna baila como toda una bailarina flamenca. Ramos Gil explica que para Lorca la muerte era también una fuerza con: “una fatalidad precipitada por fuerzas ciegas, y éstas son, a su vez, una resonancia o proyección del temblor supersticioso de los protagonistas” (123). Finalmente, los gitanos lloran porque creen que la luna se ha llevado el niño de la mano al asociarla con la muerte. Ahí están presentes las supersticiones, o creencias de los protagonistas a las que se refiere Ramsdem.
El segundo romance del libro trata sobre el deseo sexual que conlleva a la procreación y a la vida. El tema del poema es opuesto al primero; trata sobre el antagonista de la muerte: la vida. En “Preciosa y el aire” las imágenes botánicas emanan sensualismo:
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos,
la rosa azul de tu vientre… (Lorca 25-28)
La intimidad de la mujer claramente se representa con la rosa y las intenciones del viento que personifica al hombre, lo cual queda explícito en los versos 25 y 26. Según Arango, el viento personifica el elemento erótico como se nota en “viento-hombrón” y el símbolo fálico por la combinación de “espada caliente” (182). Algunos lectores no dudarán en preguntarse, ¿cuánto hay de realidad y cuánto de miedo por parte de la niña en el poema? Roy Campbell ha señalado el romance como un ejemplo de la influencia de Freud sobre Lorca y ha escrito que no es extraño que una niña de repente sienta miedo en la oscuridad y huya hacia la compañía más cercana como hace Preciosa corriendo a la casa del cónsul británico.
Desde los primeros versos la luna sale en este romance con una connotación totalmente diferente a la que tenía en “Romance de la luna, luna.” Aquí la luna anuncia la noche y es cómplice de la pasión:
Su luna de pergamino
preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles. (1-4)
El hecho de que haya caído la noche y por ende salido la luna, se puede interpretar como una incitación al viento para despertarse y perseguir a Preciosa en la oscuridad. En este romance nadie muere; aquí el tema central es el deseo sexual y la luna un elemento natural que contribuye a la creación de toda esta atmósfera de pasión y sensualismo y no a un ambiente mortuorio como en “Romance de la luna, luna.” Allen analiza el hecho de que Preciosa juegue con una luna de pergamino diciendo que Lorca reconoce aquí el simbolismo lunar en el que creen los gitanos, quienes creen que existe una conexión especial entre las mujeres y la luna. “It is relevant to mention here, in connection with the compound woman-moon-tambourine symbolism, that maternity is generally held to constitute the Gypsy woman’s supreme value and that the moon plays an important role in her fertility spells” (Allen17). La luna tiene un significado distinto en este romance al que tuviese en “Romance de la luna, luna” y lo mismo pasa con el viento. En “Romance de la luna, luna” el viento se asocia con la muerte, creando la tensión poética del final:
El aire la vela, vela
El aire la esta velando (41-2).
El aire está velando a la luna, a la muerte, mientras que en “Preciosa y el aire” los mismos elementos, la luna y el viento hablan sobre otro tema que después de la muerte fascinaba a Lorca, el deseo sexual.
En el tercer romance del Romancero gitano, “Reyerta”, se plasma la lucha por toda España de los grupos que se atacan por razones misteriosas. Para expresar este mensaje se combinan “procedimientos metonímicos y metafóricos que culminan en una visión antropomórfica del momento y de la escena. El poema transforma una reyerta entre dos grupos de gitanos en un combate cósmico, en el que contienda y muerte heroica alcanzan valores estéticos” (Debicki 612). Esto es un logro para Lorca porque universaliza su poema y la lucha entre la guardia civil y los gitanos:
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes. (17-20)
Los lirios aluden al color “blanco” que como hemos mencionado previamente en Lorca representa la muerte y es el color que el poeta usa con mayor frecuencia. Por otra parte está el rojo de la granada, cuyo color se asocia con la sangre y la vida, pero también con la pasión. En “Romance de la luna, luna” vimos que la muerte para Lorca se disfrazó de bailarina de flamenco en forma de luna. En este romance la muerte viene en forma de símbolos cromáticos, con los colores rojo y blanco. “En Lorca por ejemplo el color rojo significa pasión, amor, pero también significa violencia, si está funcionando en dominación con otros colores puede significar muerte” (18). El contraste entre el rojo y el blanco del romance habla de la muerte del gitano, sin decir exactamente que está muerto.
Además de los colores, este poema está lleno de símbolos, desde la mención de la cruz de fuego y los ángeles negros de “corazones de aceite” hasta los caballos. A pesar de su uso de símbolos, el mensaje de Lorca es claro: la muerte de los gitanos marginados a manos de la guardia civil. La celebrada genialidad de Lorca radica en su habilidad de asociar sentimientos y personajes con elementos naturales; a la mente vienen los ejemplos del viento y la luna mencionados previamente. En este caso la guardia civil es representada por los caballos y estos animales pasan a convertirse en mensajeros de la muerte. Es increíble ver como Lorca a través de distintos símbolos, a veces la luna, esta vez los caballos, habla sobre un mismo tema: la muerte, sin mencionar la palabra en sí. “In the heat of the fight the riders’perfil seguro is threatened and their fury is appropriately transferred to the horses which, like playing cards, are associated by Lorca with the threat of death” (Ramsden, 18).
La habilidad de Lorca para escribir sobre la muerte sin llamarla por su nombre, como hace en el romance previo, se pone también de manifiesto en la cuarta balada del Romancero gitano titulada “Romance sonámbulo.” En éste se sabe que dos gitanos regresan a casa y al llegar, la joven que esperara por uno de ellos tiene la carne y el pelo “verde”, imágenes que se repiten a lo largo de todo el poema. Como en “Reyerta” los símbolos cromáticos blanco y rojo representan muerte. En “Romance sonámbulo” el color verde es el símbolo de la muerte. “Después del blanco el verde es el color que usa con mayor intensidad, apareciendo más de cien veces a través de sus obras” (20). El verde en algunos romances de Romancero gitano significa sexualidad, naturaleza y vida. Específicamente en “Romance sonámbulo” el mismo color significa muerte. Por lo que se puede concluir que hay un simbolismo doble en los colores de Lorca; no siempre el verde implica muerte.
Según Arango en Símbolo y simbología en la obra de Federico García Lorca el verde en “Romance sonámbulo” es comparado “al color de las plantas vivas y al color de los cadáveres. La gitana representa el ciclo de la naturaleza. Pero este verde está también estrechamente ligado al concepto simbólico del viento como elemento cósmico y físico” (142). Vemos entonces que Lorca retoma el elemento del viento para como hiciese en “Romance de la luna, luna” aludir a la muerte. Por otra parte, el viento en “Preciosa y el aire” simboliza el deseo sexual masculino. Se puede concluir que como en los colores, otros elementos como la luna y viento también tienen un simbolismo doble en Lorca. En algunos romances representan muerte, en otros, los mismos símbolos representan sexualidad y vida. Todo depende de la forma en que el poeta los use.
En “Romance sonámbulo” el color verde y la luna simbolizan la muerte:
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas. (10-12)
La joven no puede mirar las cosas porque obviamente está muerta y la luna que se asocia con la muerte en la poética lorquiana es testigo de la escena. Más adelante el poeta añade que la joven se sostiene sobre el agua con un “carámbano de luna” y ésta es otra imagen poética de la muerte en la que Lorca, una vez más, asocia la luna con la joven muerta.
En el quinto romance, “La monja gitana,” Lorca vuelve al tema del deseo sexual que trata en “Preciosa y el aire” y “La casada infiel” no valiéndose tanto de la luna y la brisa, pero sí de nuevos símbolos para crear toda una atmósfera sensual. Para referirse a la sexualidad, como mismo hace en “Preciosa y el aire”, Lorca recurre mucho a la naturaleza. Dice que la monja “quisiera bordar flores de su fantasía” (11-2), ve una “llanura empinada” y “ríos puestos de pie” (28-30) todas imágenes que se pudieran interpretar como símbolos fálicos y aluden al segundo tema favorito del poeta después de la muerte: la pasión o la sexualidad.
El crítico Ramsden dice que hay asociaciones con la muerte en el primer verso: “silencio de cal y mirto” (1), la blancura de la cal que previamente hemos mencionado también puede representar muerte. Según Ramsden el silencio:
suggests ‘quietud y paz’ but it may also point to restriction and repression. Cal since it is used not only for whitewashing but also for decomposing animal remains, can have death associations. And mirto suggests love… the juxtaposition of cal and mirto echoes the duality of vitality and repression already noted in the title. (32)
El tema del romance se pudiera decir que es la pasión reprimida de la monja, pero el tema es también la muerte. En este caso no se habla sobre la muerte física de una persona como en “Reyerta,” “Romance de la luna, luna,” o “Romance sonámbulo,” sino sobre la muerte de las fantasías de la monja que queriendo bordar “flores” (12) parece resignarse a su condición. Una vez más el color blanco de la cal simboliza la muerte.
La sexualidad de “La monja gitana” es el tema del siguiente romance del libro; aunque en éste el sentimiento no es reprimido. En “La casada infiel” no aparece la muerte física, ni se puede hacer una interpretación de muerte emocional como en “La monja gitana.” En el sexto romance de Romancero gitano Lorca habla del acto sexual entre un gitano y una mujer casada y elimina hábilmente uno de los símbolos en los que enfocamos nuestro análisis, la luna:
sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra lejos del río… (16-9)
El hecho de que Lorca elimine la luna muestra que es conciente del momento. Él sabe que la muerte más tarde o más temprano llegará y todo, hasta el deseo sexual consumado después de que los amantes se van del río, también muere. Sin embargo, el foco de Lorca en este romance es el gozo sexual. Todo lo opuesto a romances como “Reyerta” y “Romance de la luna, luna;” cuando el poeta compara la luna al cuerpo de la mujer en este último romance, la luna tiene una connotación de blancura, frialdad y muerte. Sin embargo, en “La casada infiel” la mención de la luna implica belleza y vida:
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo. (35-8)
Al comparar el cutis de la amada con la luna lo describe joven, hermoso, e impecable. Estos versos ejemplifican el doble simbolismo de la luna en la poética lorquiana. En este romance la luna no representa, ni presagia la muerte, sino el deseo, la sexualidad de la casada a punto de ser infiel.
En “Romance de la pena negra” Soledad Montoya personifica el sentimiento de pena. Según críticos y académicos Soledad Montoya no experimenta la pena negra, sino que se convierte en la pena negra misma. La pena de Soledad es tan inmensa como la de los gitanos; por ello, los romances plasman la desventaja de los gitanos ante la guardia civil, el mundo que los margina y en muchos casos, cómo terminan muriendo. La pena de los gitanos de la que habla Lorca se convierte en la pena universal del hombre, que se agudiza con la vida y sólo cesa una vez llegada la muerte:
-¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba. (27-30)
La pena que es un sentimiento, no algo que pueda tener color y Lorca la describe como “negra.” Según Cortina Gómez, este color tradicionalmente está relacionado con la oscuridad, la melancolía y la muerte. En este romance sirve para acentuar la profundidad, o el peso de la pena. Ello es un buen ejemplo de catacresis, el hecho de que un sentimiento como es la pena se describa con colores, en este caso negro. Por otra parte, en este romance también se ve un segundo tema, la sexualidad, en especial en el verso:
-Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas… (15-8)
Los caballos aquí son símbolos de sexualidad. En “Preciosa y el aire” también tienen la misma connotación en los versos:
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos… (35-8)
Sin embargo, notamos que hay un simbolismo doble con los caballos como con la luna, porque en “Reyerta,” los caballos representan la guardia civil y la muerte para los gitanos. Arango apunta en “Romance de la luna, luna” que “el símbolo del caballo, ligado al símbolo de la luna, crea una doble imagen fúnebre” (60-1).
Los romances octavo, noveno y décimo tratan sobre la religión. Cobb considera San Miguel el más difícil de interpretar de todos los romances del Romancero gitano. En esta trilogía de romances religiosos Lorca ridiculiza los santos y demuestra una incredulidad hacia la religión que raya en un profundo ateismo, dado a que en ellos no se abordan los temas de la sexualidad y la muerte. Este trabajo prescindirá de ellos, porque su foco es el análisis de ciertos símbolos para representar la sexualidad y la muerte en Romancero gitano.
El décimo romance del Romancero gitano trata sobre el tema principal de todo el libro: la muerte. En éste Lorca sintetiza toda la hombría gitanesca, nos pinta un gitano orgulloso de su linaje y apellido, Camborio, con tanto valor que pudiendo haber escapado se enfrenta a sus enemigos. Los críticos han visto una alusión a Jesús en la historia de Antoñito. Al igual que el enviado de Dios, el gitano es marginado y sufre las injusticias de sus enemigos. Cuando el romance repite las nueve de la noche, le recuerda al lector la hora novena en que la Biblia cuenta que se mató a Jesús. Aunque otros símbolos ayudan a crear la atmósfera mortuoria especial del mismo, se ven en este soneto una combinación de dos símbolos previamente analizados, los caballos y el viento.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo (21-4)
Aunque Lorca menciona el día, la tarde, el mar, los arroyos y la naturaleza, de ahí que muchos lo llamen un poeta de la naturaleza, la combinación de las imágenes del viento y el adjetivo “ecuestre” es curiosa, e interesante. Cualquier lector de Lorca recuerda que la aparición del viento y los caballos en otros romances presagian la muerte, como en efecto ocurre en el siguiente romance, “Muerte de Antoñito el Camborio”. Correa define lo que ocurre como una “muerte anti-mítica” en manos de los cuatro primos Heredia (54). La luna y el color verde como en “Romance de la luna, luna” vuelven a representar la muerte en los versos que dicen:
-Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quien te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir? (21-6)
Al igual que en “Muerte de Antoñito el Camborio” la muerte es el tema del décimo-cuarto romance del Romancero gitano. Muchos críticos han visto en “Muerto de amor” una atmósfera de misterio y lo han considerado otro romance sonámbulo por sus cualidades oníricas similares a las del “Romance sonámbulo.” En este romance reaparecen símbolos que hemos visto en otros poemas representando a la muerte como la luna, la noche, el viento y los caballos. Una vez más Lorca se refiere a la muerte, sin mencionarla con palabras, valiéndose de símbolos y para muchos críticos y académicos en estas sutilezas radica su genialidad:
Ajo de agónica plata
la luna menguante, pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres (9-12).
Algo que en comparación a los romances posteriores resulta novedoso es que aquí simbolizando a la muerte no se usan los colores blanco, rojo, ni verde; aparece por primera vez en el romancero el amarillo tradicionalmente asociado con “la decadencia, muerte, melancolía, impureza moral, desesperación” (Cortina-Gómez 34). Como bien presagiasen los simbólicos colores, el hijo muere y esto se sabe por las voces furiosas que claman, las viejas que lloran al pie del monte y la sangre en medio de los gritos. Tal vez el lector no entienda el porqué de esa muerte, pero la atmósfera que Lorca recrea ha hecho que “Muerto de amor” sea considerado un romance sonámbulo y onírico.
En el “Romance del emplazado” el gitano Amargo acepta con resignación su prendimiento y próxima muerte. La luna que tanto fascina a Lorca aparece en una combinación diferente. En esta ocasión está reflejada en el agua lenta del río como si corroborara lo inevitable que es el destino en el que creen los gitanos:
Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados (13-6)
Se pudiera interpretar que dado el reflejo de la luna en el agua hay varias lunas, lo que crea una de esas atmósferas oníricas de la poética lorquiana. En esta ocasión buey no necesariamente significa que el poeta se refiere al animal, porque según Lorca buey de agua era una expresión popular que le había oído decir a los labradores en Granada. Sin embargo, el agua es recurrente en la mayoría de los romances relacionados con la muerte en el Romancero gitano. En “Romance del emplazado” está la luna y el agua de principio a fin. Lo mismo ocurre en otros romances como “Romance de la pena negra” y “La casada infiel”, en los que el agua no alude a la muerte, sino a la fertilidad y sexualidad femenina. Un ejemplo de ello se ve claramente en el primer romance cuando el poeta alude a la sensualidad de Soledad diciendo que la gitana es:
caballo que se desboca
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas (16-8)
Según Correa en referencia a los caballos en la poética lorqueana existe una vinculación entre la persona humana y la figura del caballo “en su categoría de símbolo mítico en “La casa infiel” y en el “Romance de la pena negra” (78). En este último romance el olor de la carne de Soledad se compara con el de un caballo y su pena se dice que está a punto de lanzarla al mar como un caballo. Al personaje Antonio Torres Heredia se le dan características de caballo cuando se describe como un “Camborio de dura crin” (24). Previamente se ha expuesto el doble simbolismo del caballo, en ocasiones los caballos en Lorca simbolizan muerte, otras veces como en este caso representan sexualidad. La aparición del caballo y el agua en “Romance del emplazado” son un doble símbolo sexual. Sin embargo, el agua del Guadalquivir en “Muerte de Antoñito el Camborio” tiene un significado diferente, en ese romance es un augurio de la sangre del gitano que como el agua del río se derrama y provoca su eventual muerte.
En “Romance de la guardia civil española” el color negro y los caballos aparecen presagiando la muerte como hemos visto en romances anteriores. Lorca también recurre a la metonimia en su repetición de la palabra negro, como lo hiciese con la palabra verde en el “Romancero sonámbulo.” El negro de los caballos, las herraduras, capas y zapatos de los guardias contrastan bruscamente con todas las imágenes de luz y colorido que le llegan al lector de la ciudad gitana que se describe con “fraguas”, “soles”, “faroles” y toda una selección de palabras que dan una impresión y sensación de luz y claridad. Estas imágenes crean una atmósfera de misterio que foreshadows el futuro fatídico, Lorca hace caer la noche en el romance y si el lector tiene buena memoria recuerda que ninguna de las muertes en el Romancero gitano han ocurrido durante el día, pero sí en la noche y con la luna de testigo:
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas (31-4)
Además de inmiscuir la luna que simboliza la muerte, cinco estrofas más abajo Lorca habla de otro elemento muy relacionado con la muerte a lo largo del Romancero gitano, el viento. El poeta dice que el viento sopla, lo cual se puede interpretar como un mal augurio y poco después vuelve a mencionar la luna, diciendo que es una media luna que sueña “un éxtasis de cigüeña” (55). Finalmente y tal y como presagian el viento y la luna, la guardia civil siembra la destrucción, mata a muchos gitanos, le cortan los pechos a una muchacha, mientras que otras corren, huyendo de la guardia civil. Lo curioso es que al final del poema, cuando la ciudad de los gitanos queda destruida, el poeta dice que la misma está en su frente y asocia la ciudad con la “luna” y la “arena.” Esto se puede interpretar como la ciudad de lo gitano es algo pasajero como la arena y cambiante como la luna por sus fases:
¡Oh, ciudad de los gitanos!
La guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan (127-30)
En los “Tres romances históricos” con los que culmina el libro los caballos se asocian con la valentía y el coraje. Si en “Romance de la guardia civil española” los caballos representan el poder de la autoridad y la muerte de los gitanos, en otros romances simbolizan la sexualidad. Eich en su libro Federico García Lorca: Poeta de la intensidad comenta que los momentos más intensos de la vida, en los que se fecunde y se muere: “forman los dos aspectos, destructor y creador, la muerte y la vida de la vida” (136) y son los instantes que fascinan al poeta. A Lorca le apasionaban los dos extremos y para escribir sobre la muerte y la sexualidad usaba símbolos cromáticos, elementos naturales como la luna, el viento y los caballos; lo interesante es que tal y como hemos demostrado el mismo símbolo en unos casos representaba la vida y en otros la muerte.
Obras citadas
Allen, Rupert C. The Symbolic World of Federico Garcia Lorca. New México: Albuquerque University, 1972. Print.
Arango, L. Símbolo Y Simbología En La Obra De Federico García Lorca. Madrid: Editorial Fundamentos, 1995. Print.
Cobb, Carl W. Lorca’s Romancero gitano. Jackson: UP Mississippi, 1983. Print.
Correa, Gustavo. La poesía mítica de Federico García Lorca. Madrid: Gredos, 1970. Print.
Cortina-Gómez, Rodolfo. El lenguaje poético de Federico García Lorca. México:
Potosina, 1985. Print.
Eich, Christoph. Federico García Lorca: Poeta de la intensidad. Madrid: Gredos, 1970. Print.
García- Lorca, Federico. Romancero gitano. Buenos Aires: Losada, 1971. Print.
Mujica, Bárbara. Texto y vida: Introducción a la literatura española. Washington: UP
Georgetown, 1990. Print.
Ramoneda, Arturo. Antología Poética De La Generación Del 27: Con Cuadros Cronológicos, Introducción, Texto, Notas Y Llamadas De Atención, Documentos, Orientaciones Para El Estudio. Madrid: Editorial Castalia, 1990. Print.
Ramos-Gil, Carlos. Claves Líricas De García Lorca; Ensayos Sobre La Expresión Y Los Climas Poéticos Lorquianos. Madrid: Aguilar, 1964. Print.
Ramsden, H. Lorca's Romancero Gitano: Eighteen Commentaries. Manchester [England:
Manchester UP, 1988. Print.