Monday, September 15, 2008

Reportar no siempre resulta fácil; por ejemplo, hoy por poco me muerde un perro



Y la gente que se cree y me dice que salir en la televisión es glamuroso. Vaya que cuando paso por los edificios en construcción y veo a los constructores laborando, me fascina más que nunca lo que hago. Me hubiese gustado saber diseñar edificios, me digo, pero construirlos bajo el sol de Miami me parece de héroe. Ahora trabajar como reportera tampoco es lo más fácil y pasivo de este mundo. Hoy, por ejemplo, me pegué el susto de la vida, por poco me muerde un perro. Ya sé que es relativamente normal porque muchas personas han pasado por lo mismo, etc, etc, etc, pero ése no habia sido mi caso y cuando las cosas no le pasan a uno, carecen de importancia (aunque no querramos admitirlo).

Para mis reportajes de las seis y treinta de la tarde y las ocho de la noche, entrevistaba hoy a un economista hiper culto, un señor encantador, uno de mis expertos predilectos, cuando repentinamente un perro grande, de cabeza negra y manchas blancas y negras en el resto del cuerpo interrumpió la entrevista que efectuábamos a la entrada de su casa. El canino parecía haber venido de chismoso, a ver que hacíamos. Fuimos ingenuos al creerlo inofensivo.

El economista, un señor bien entrado en años, me pidió que tocase la puerta de su vecino y le preguntase si el perro era suyo. El creía haberlo visto en esa casa. Yo, debiendo haber dicho profesor ya terminé mi entrevista y me debo ir, sacando de un modo dimplomático mis narices de los asuntos ajenos, le toqué la puerta al vecino para anunciarle que su mascota había huido y molestaba en la casa del profesor..

De repente, escuché al profesor gritando: Ahí viene el perro. Ahí viene.- Y el perro que inicialmente estaba frente a la puerto del economista echó a correr dos casas mas abajo, donde habíamos ido a preguntar y ahora corría en línea recta hacía mí. El profesor estaba en la calle. Yo, en la puerta de la casa, tocando el timbre, no tenía escape. En ese momento pensé en subirme arriba de un carro. Lo intenté, era más difíci de lo que inicialmente parecía. Qué hacer? El perro dobló como un lince la esquina, echó a correr ladrándome y aunque me escondí detrás de los carros y le di la espalda, tratando de irme lo más rápido posible, el canino me seguía. Yo no sabía qué hacer.
Se me mezclaron todos los conocimientos populares que mi cabeza atontada no podía procesar. Que si te debes quedar quieta y dejar que el animal te huela, no, no, eso son los osos, o no se que otro animal. Que si era mejor correr a toda prisa pero entonces me caería atrás más afán y yo no llegaría muy lejos llevando tacones. No había leído en ningún lugar qué hacer en casos así. Esto no me lo enseñaron en la escuela de periodismo, me dije y cuando uno está en la calle, haciendo un reportaje, cualquier cosa puede pasar. Traté de rezar pero no me daba tiempo, ni a concentrarme en el grito, menos a recordar el Ave María. No sabía cómo reaccionar. Creo que le dije "ya" varias veces al animal. El nunca me hizo caso. En eso salió la dueña de la casa, pidiéndome disculpas y pidiéndole al perro que guardase silencio. Creo que me hubiese devorado si se llega a tardar dos minutos más.
Trás el incidente el economista no cesaba de preguntarme si no me había pasado nada. Mi camarógrafo se rió todo el viaje de regreso al canal. Me dijo que eso me pasaba por metida, por no saber decir que no, por querer ser una hija de la Caridad (hace poco habíamos hecho una historia sobre esas monjitas y me acusaba de querer ayudar a todo el mundo como ellas) y mil cosas más. Me dijo que cada vez que se acordaba de mis gritos y el sonido de mis tacones no podía aguantar las carcajadas.

Yo, me quedé pensando que uno definitivamente no podía predecir cómo reaccionaría bajo circunstancias desconocidas. Que las personas con fobias a los perros debían tener sus motivos, porque yo frente a uno de ellos me había sentido vulnerable, e indefensa. Quién me hubiese dicho eso a mí? Amante y defensora número uno de los perros. Pensé que ni papá, mi mamá, mi novio, mi montón de amigos, ni demás seres queridos, estaban allí para ayudarme, o defenderme y así pasa en la mayoría de los momentos difíciles, estamos y debemos enfrentarlos solos. A su vez, eso es bueno, porque nos sirve para aprender y crecer.

Al margen de tanta filosofía y lecciones aprendidas, trás la persecucion de un perro que por poco me entierra los colmillos, ahora me río sola de lo ocurrido porque antes del susto, el economista y yo hablábamos sobre la quiebra de Lehman Brothers, la compra de Merrill Lynch y las repercusiones que tendrá la crisis economica en la gente de a pie, sin imaginar que tanta conversación importante se volvería gritos, carreras, nervios, adrenalina, pocos minutos después.

Wednesday, September 03, 2008

La historia tras la rubia del cuadro (Cuento)

La mujer es atractiva. Al estar de perfil no se distingue su rostro, pero su pose tiene un aire misterioso. El pelo negro le cae a un solo lado y deja al descubierto su espalda musculosa. Su piel color canela contrasta con el vestido rojo, anaranjado, que lleva puesto y le llega por las rodillas. Dos gatos parecen estarla rondando. Uno es amarillo y el otro es negro.
-Interesante cuadro.- comenta el observador y piensa en que el gato negro parece un mal augurio y sólo por eso, no se decide a comprarlo.
-Soy un maldito supersticioso.-se dice a sí mismo.
-Gatas es el nombre? Muy apropiado para el cuadro.-comenta en alta voz el hombre.
Gatas (2007) César Santos
-Qué le parece este otro?-la joven vendedora le pregunta caminando hacia la pared izquierda de la galería.
-Tiene su historia. El pintor dice que el huevo está enamorado de la rosa y por eso se puso encima del búcaro dorado para estar a la altura de la flor. Debajo colocó cintas blancas y rojas para lucir bonito y agradarle a la rosa. En el libro que aquí se ve están los poemas que le trajo a su amada para enamorarla y seducirla. El pintor decidió llamarlo Amor prohibido. Este es uno de mis favoritos. Me parece extremadamente tierno.
El hombre lo mira por unos minutos, hace una pausa y continua caminando y examinando las pinturas que le siguen.
-Y ésta?-le pregunta a la vendedora que intenta disimular su cansancio y sus pocas esperanzas de poder vender hoy un cuadro y ganar un dinero extra con la comisión.

Amor Prohíbido (2007) César Santos
-Este cuadro es un homenaje a Diego Velazquez. La pintura incluso lleva el mismo nombre de la obra a la que alude, Venus y Cupido.
-La Venus es moderna. Tiene hasta la marca del biquini y el niño, en vez de alas, lleva un tatuaje de Cupido en el brazo.
-Sí, pudiéramos decir que ésta es la versión de Cupido y Venus en el siglo XXI.
La vendedora volteó a mirar la obra. Pensó que la rubia platinada que le daba la espalda al observador, se había convertido en otra persona, distinta a la allí reflejada. Las carnes duras y bronceadas se le habían vuelto blandas y blancas y la sobriedad habia reemplazado su alegría rebelde.
La vida comenzo a cambiarlo cuando conocio al chino, así le decian. El tal fulano tenía novia que en aquel entonces estaba de viaje. Durante la ausencia de ésta, la rubia y el chino comenzaron un romance.
Fue rápido y aparentemente intenso, porque cuando se acercaba la fecha en que la novia regresaría, la rubia le exigió al chino dejarla, u olvidarse de ella, porque no pensaba ser plato de segunda mesa. En menos de un mes, el chino había roto con su novia de diez años y vivía con la rubia. Dos meses más tarde, la rubia analizaba si debía dejarse la barriga, o hacerse un aborto. Optó por lo primero, pero todavía no había dado a luz cuando un incidente estuvo a punto de hacerle perder el bebe y considerar que todo el que la hace la paga y ella tendria que pagar el precio de su esfimera felicidad.
Esa mañana la rubia platinada se pasó la mano sobre su vientre de siete meses. Tendría una niña. Pensaba que nada tan grande como esto le había pasado en su vida y si al inicio pensó en no tenerla, ya se había arrepentido de ello. Cómo podría hacer algo así cuando ella siempre habia añorado tener una hija? Se sentó en su sillón predilecto, se sentía lista para dar a luz, o a punto de explotar, empezó a mecerse lentamente y se dispuso a leer el periódico, sin saber que le esperaba un buen susto.
"Los prófugos del fraude al Medicare" era el título del artículo que ocupaba la primera plana del diario. Desde ese momento se le nubló la vista, no pudo terminar de leer el escrito y sólo veía fragmentos nublados que debía leer más de dos veces para entenderlos:
"las autoridades han revelado son inmigrantes cubanos y en su mayoría llegaron a Estados Unidos en los últimos 15 años... Muchos ven al Medicare como presa fácil... Las probabilidades de que los sorprendan son pocas y las de hacer millones muchas..."
En ese momento sonó el teléfono. Temió que fuese el chino para decirle que uno de los encarcelados era él, o para informarle que debía huir, antes de que lo llevaran preso. -Que sera de mi hija y de mi?- Gritó la rubia internamente antes de levantar el auricular. Temía mil cosas cuando respondió el teléfono y sus miedos se le materializaron.
No muy lejos de allí, en una galeria, un hombre fantasiaba con su cuerpo desnudo exhibido en un cuadro. Un año atrás, el amigo pintor de la rubia la había inmortalizado desnuda a las 21 años, en una pintura alegórica a la Venus y Cupido de Velazquez. Ahora y aunque ya no luciese, ni se sentiese igual, en lienzo y óleo habia quedado captada su juventud. La idea de inmortalizarse en una pintura la habia fascinado y por que no confesar que la habia halagado muchisimo. Que lejos estaba ese cuadro feliz de su actual realidad!
Sin ella saberlo, un hombre decidió comprar su cuadro para fantasear con su cuerpo a solas. El no sabía quién era la musa. Ella no sabía que existía él.
-Si ésta es la historia de la Venus moderna, cuál habria sido la verdadera historia trás la eternamente bella Venus de Velazquez?-se preguntó la vendedora para sus adentros.

Venus y Cupido (2007) César Santos

Venus y Cupido tambien conocida como La Venus del espejo (1647-51) Diego Velazquez

El hombre que dijo que iba a pescar (Cuento)

Foto cortesía de Google
"Yo me enamoré de esa mujer como un loco. Se parecía a tí. De hecho, muchas veces, tú me recuerdas a ella. Tenía tu mismo pelo, así medio rubio, con mechones carmelitas y rubios, así mismo, pero ella tenía los ojos claros. Unos ojos muy lindos. Muy hermosos. Su piel era color miel, como la tuya. Un día le dije de ir a casarnos y ella me dijo pues vamos. Entramos los dos juntos al jurado y firmamos. Ibamos solos. No le avisamos a nadie. Para qué? Así fue mejor. Después fuimos a comer croquetas. Nada más y nada menos que croquetas. Jaja... Ay Dios mío! Ahora cuando como croquetas me acuerdo siempre de ella. Empezó a llover y nos fuimos al cine. Después de eso, qué? Pues fuimos felices... Demasiado felices para estar en la tierra. Aquellos fueron los mejores dos años de mi vida.

Un día le dije que iba a pescar. No le dije nada y me monté en una lancha rumbo a la yuma. Claro que le di un beso antes de irme pero no le dije la verdad porque no quería que se preocupara, ni tampoco que viniera conmigo. Era peligroso... Preferí no arriesgar su vida. Por un año nos escribimos, hasta que un día le dije que ella hiciera su vida por álla que yo por aquí iba a hacer la mía. Nunca me volví a enamorar de más nadie como lo hice de ella. Trabajé en la construcción, ése fue un trabajo muy duro, lavé platos en un restaurante, hasta que me promovieron a cocinero y ahí fue donde aprendí a hacer los spaghetties con salsa alfredo de los que te di la receta. He hecho de todo en este país. Tuve mil trabajos hasta que logré sacar a mis padres de Cuba y me los traje conmigo.

Y ella? No volví a saber de ella hasta que llegó aquí años después, cuando ya era demasiado tarde y habia conocido a otra mujer. Aquello empezo como una cosa rápida. Salimos tres veces y te lo juro, enseguida ella quedó embarazada. Me dijo que no creía en el aborto y no pensaba sacárselo. Yo, no le dije nada. Ahora tengo ese hijo que es mi vida. A ella no la soporto. Pero lo miro a él, tan chiquitico y tan lindo y pienso que por él soy capaz de aguantar lo peor de este mundo. Y ella no es lo peor. Vaya, no es mala. Es muy buena madre. Trabaja mucho. Tenemos una casa juntos. Después que nació el niño dicidimos casarnos por una cuestión legal y para que el nino no fuera diferente a sus amigos. Fue una boda sencilla. Yo no habia pensado en casarme con ella. No fue planificado. Pero ya soy un viejo, tenemos una familia y un hijo bello a quien no cambio por nada en el mundo.

La otra llegó, pero tarde. Vino casada, divorciada y con una niña. Ahora enseña español en una escuela primaria. Quieres ver una foto de ella? Esta es ella y su hija. Sigue siendo hermosa. Tengo su foto aquí, en la computadora del trabajo, porque si mi mujer me ve esta foto, me mata. Yo sé, yo sé que no tiene nada de malo pero ella siempre ha vivido con el complejo de que nunca me enamoré de ella y todavia pienso en esta."

"Y la otra, tu primera esposa, te llego a perdonar que le dijeras que te fuiste a pescar?"

"En verdad, verdad, nunca lo sabré."

"Te arrepientes?"

"Sí."

"Volverías a lanzarte al mar?"

"Sí. Dejándola a ella atrás? No."

"La segunda mujer de la que me he enamorado, eres tú."

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"Todo empezó cuando comencé a extrañarte. Yo no sabía nada de mis sentimientos, hasta que te fuiste y empecé a sentir algo raro. Y me dije, pero qué me está pasando? Ahora regresas y no sé por qué te digo esto porque no espero nada de tí. Qué puedo esperar yo? Yo no quiero nada de parte tuya. Tú eres una estrella. Tú te mereces tanto, tanto, nenita, que yo sólo te deseo lo mejor y lo más grande para tí. Yo no puedo evitar decirte esto... Es más, te quisiera aunque no fueras tan linda, porque a mí no me importa tu belleza exterior. Tú ves que los machos se meten contigo en los pasillos, te dicen cosas, te ven buenísima, yo no es que vaya a ser ciego, tengo que reconocer que eres linda, para mí eres la mujer más linda, pero yo veo en tí más que todo eso. Eres intelectual, inteligente y buena. Nada, sólo quería decirte que te quiero mucho, mucho y voy a estar siempre aquí, viéndote llegar muy lejos, porque vas a llegar y en lo que pueda hacer para ayudarte, cuenta conmigo. Además, me has hecho mucho bien. Muchísimo bien. Me has devuelto las ganas de vivir. He comenzado a escribir, a leer, hasta te estoy escribiendo una canción. Nunca antes había escrito algo así."

Ella sintió que estaba viviendo una escena de La tregua, aquella novela de Mario Benedetti que tanto le había gustado cuando la leyó. No supo responderle. Guardó silencio. Se preguntó si él fuese alto y joven y ella no tuviese un novio, con éstas y más características, si acaso entonces existiese una ínfima posibilidad de enamorase de él. Concluyó que no se podría fijar en un hombre que le dijo a su esposa que iba a pescar y navegó 90 millas para llegar a Miami, sin nunca despedirse.