Friday, October 23, 2009

Cosas que quiero hacer antes de morir (lista inconclusa)

Estas son sólo algunas de las cosas que quisiera hacer antes de morir. No las estoy escribiendo en orden de importancia, ni nada por el estilo. Simplemente me gusta poner la vida en perspectiva y llevo tiempo escribiendo esta lista mentalmente. Hoy me decidí comenzar a escribir este conjunto de ideas, sueños y lugares a los que anhelo visitar en algún momento de mi vida. A medida que vaya cumpliendo mis deseos marcaré en negro oscuro todo aquello que haya hecho. Estas marquitas * indican las cosas indispensables que NO QUIERO dejar de hacer antes de irme de este mundo. = )

*Caminar el malecón de La Habana de una punta a la otra y sentarme en su muro a presenciar un atardecer. Conversando con un amigo alemán que vive enamorado de Cuba, envidié el hecho de que él hubiese caminado de punta a cabo el malecón, mientras que yo, a pesar de haber nacido allá, nunca me he sentado en ese muro centenario que ha sido testigo de tanto y continuará siéndolo cuando ya no estemos.

Recorrer caminando toda La Habana vieja, los barrios y calles coloniales que se mencionan en la novela clásica cubana Cecilia Valdés y yo leí en el exilio.

**Llevarle rosas amarillas a la Virgen de la Caridad que está en el santuario de El Cobre, Santiago de Cuba.

**Realizar el peregrinaje de Santiago de Compostela siguiendo la ruta medieval que comienza en Francia y culmina en España.

*Recorrer Brujas....

Caminar las calles de Paris, Praga, Viena...

Escribir algo que valga la pena y se publique.

Thursday, October 08, 2009

Algunos de mis poemas favoritos de Dulce María Loynaz, la poetisa de Cuba


(Caminando por Boston mis amigas y yo nos enamoramos de estas margaritas. Todas les tomamos fotos a las flores. Esta es mi colección de margaritas!)

SI ME QUIERES, QUIÉREME ENTERA (Mi favorito)

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!


Fotógrafa Arlena Amaro

EL AMOR INDECISO

Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.

Yo le digo al amor: -¿Que te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...

Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche... Y con la noche vino.

¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!...
¿Qué palabra no dice, qué nombre no me nombra?...

¿Qué deja ir o espera? ¿Qué paisaje apretado
se le quedó en el fondo de los ojos cerrado?

Este amor nada dice... Este amor nada sabe:
Es del color del viento, de la huella que un ave

deja en el viento... -Amor semi-despierto, tienes
los ojos neblinosos aun de Lázaro... Vienes

de una sombra a otra sombra con los pasos trocados
de los ebrios, los locos... ¡Y los resucitados!

Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde...,

Que todo lo confunde, lo deja... ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja...

Y no sabe morir ni vivir: Y no sabe
que el mañana es tan sólo el hoy muerto... El cadáver

futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...


Fotógrafa Arlena Amaro

TIEMPO

EL beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!

Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:

Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...

Es tarde para la rosa.
Es pronto para el invierno.
Mi hora no está en el reloj...
¡Me quedé fuera del tiempo!...

Tarde, pronto, ayer perdido...
mañana inlogrado, incierto
hoy... ¡Medidas que no pueden
fijar, sujetar un beso!...

Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)

Voy a medirme el amor
con una cinta de acero:
Una punta en la montaña.
La otra..., ¡clávala en el viento!

Dulce Maria Loynaz (Poeta de Cuba) Biografía cortesía de
http://www.los-poetas.com/m/biodulce.htm

Nació en La Habana. Hija del general del Ejército Libertador Enrique Loynaz del Castillo y hermana del poeta Enrique Loynaz Muñoz. De joven estudió bajo tutores selectos sin tener que salir de su hogar. Publicó, a los diez y siete años, sus primeros poemas en La Nación, en 1920, año en el que también visita a los Estados Unidos y casi toda Europa.

En 1927 pasó los exámenes del doctorado en Derecho Civil, por la Universidad de la Habana, profesión que practicó, aunque a desganas, dejó de ejercer en 1961.

En 1950 publicó crónicas semanales en El País y Excélsior. También tiene colaboraciones en Social, Grafos, Diario de la Marina, El Mundo, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana, Orígenes.

Invitada por la Universidad de Salamanca, asistió a la celebración del V centenario del nacimiento de los Reyes Católicos (1953). Fue electa miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras en 1951, de la Academia Cubana de la Lengua en 1959 y de la Real Academia Española de la Lengua en 1968. Ha ofrecido conferencias y lecturas, tanto en Cuba, como en Hispanoamérica y en España.

Te quiero (poema de Arlena Amaro)

Te quiero como eres,
con tus virtudes y defectos,
mujeres, pasado y mala reputación.
Te quiero a pesar de que me aconsejan que no te quiera.
Te quiero aunque nadie apruebe este sentimiento y lo tachen de obsesión,
locura, e indiscreción.
Te quiero por lo que eres y lo que puedes ser.
Te quiero por lo que quieres ser y temo no tendrás el valor de serlo.
Te quiero por el abandono que veo en tus ojos
y esa soledad que no admites y brilla en ellos.
Te quiero sin querer quererte
y quiero que habiendo admitido que te quiero,
reconozca el grave problema que implica quererte
y comience a quererte menos,
poco a poco,
lentamente.

Nostalgia por los que no estan (Comentario)

Hay momentos de soledad, muchas veces tarde en la noche, cuando me entran unas ganas inmensas de ver a mis abuelas y de que ellas me abracen. Un solo abrazo de ellas me haría sentir infinitamente querida y profundamente feliz. Hay un amor distinto, yo no sé de cuántos elementos mágicos consiste, pero es un amor más puro, sincero y profundo que todos los demás amores. Es un tipo de amor que sólo dan las abuelas. Creo que por eso a mí de vez en cuando me entra nostalgia por ver a mis abuelas y contarles cómo me fue en el trabajo; sentarme junto a ellas y ver sus reacciones cuando salgo en la televisión. Desafortunadamente, ninguna de las dos vivieron para verme saliendo en tele, o al menos yo no pude verlas viéndome, porque me gustaría pensar que desde donde ellas están si me pudieron ver. Aunque lo que más, más quisiera es que estuviesen al alcance de mis sentidos, tan cerca que yo pudiera darles un beso y un abrazo y oírlas haciéndome preguntas sobre mis reportajes, o preocupadas por si ya comí o no. Quisiera contarles lo que ha pasado con mi vida amorosa, pedirles consejos y que me contasen como sobrevivieron ellas las crisis amorosas con mis abuelos, no creo que fuesen hombres muy distintos a los de hoy en día. Finalmente, me quedo con todas esas ganas de abrazarlas y las preguntas atragantadas.

Aprender a vivir con la nostalgia de los seres que amamos y ya no están, ni volverán a estar, es una de las lecciones más duras con las que aprendemos a vivir y seguir adelante.

Thursday, October 01, 2009

Conversación con abogado

-Yo recuerdo que antes yo siempre me estaba riendo. No sé qué me ha pasado. Desde 1987 que saqué ese título de abogado todo se ha vuelto trabajo, trabajo, trabajo, ir a la corte, pelear, celebrar una victoria, tomar un nuevo caso y volver a empezar. Yo estaba recordando el otro día que hace 3 aňos que no me tomo unas vacaciones.
-¿A qué lugares fue 3 aňos atrás?
-A París, a Londres, a Praga, a Ámsterdam y a un lugar que me encantó que se llama Brujas. Creo que te hablé de él el primer día que nos conocimos. Dios mío, cuando yo me vi en una de las plazas medievales de ese lugar, le dije a mi esposa que aquello era como ver una película y de repente, insertarse en ella y regresar en el tiempo a la época medieval. No, no, no, qué lugar más bello! Se veían los molinos de viento a la entrada de la ciudad que está rodeada por un río y toda la gente reunida en la plaza, bebiendo, comiendo, hablando… Aquello sí era vida. La gente allá sí vive.
-Yo siempre digo que la persona que regresa de un viaje no es la misma que se fue. Uno vuelve distinto.
-Coňo, la vida aquí no es vida. En los trabajos te usan hasta exprimirte, cuando ya no sirves para nada te jubilas o te jubilan. Lo vi con mi padre. Cuando el viejo se retiró padeció de presión, diabetes, corazón, colesterol y todo lo habido y por haber. Con la pensión que pasan después de jubilarte tampoco te alcanza para vivir pero eso tiene que bastarte.
-¿Usted quiere jubilarse ya; verdad abogado?
-Sí, ésa es la verdad. Tú todavía estás en la edad de quererte comer el mundo pero en unos aňos te darás cuenta que hay más probabilidades que el mundo te conquiste a ti que tú a él. El mundo se queda de seguro. Tú te vas. Tu tiempo es limitado. Yo conozco a tantos abogados infelices, los veo todos los días. Abogados que hacen drogas, toman pastillas del estrés, muchos se han vuelto alcohólicos, hoy mismo en corte vi a un juez que estaba al borde de un ataque de nervios, a ese hombre no le faltaba mucho para desmayarse frente a todo el mundo. Esa corte a veces parece un manicomio. Oye, que yo he enterrado a dos colegas, amigos míos en lo que va de aňo.
-Bueno, hay estadísticas que señalan que el promedio de vida de los abogados no pasa de los 50 aňos.
-Sí, pero estos amigos míos eran gente joven. ¿Sabes cuáles fueron las últimas palabras de este colega, abogado, amigo mío? “Mierda, yo no sabía que me iba a morir tan rápido” y la abogada que estudió conmigo lo que decía era que no se quería morir dejando a sus hijos tan pequeñitos. Estas son gente que pasaron la mayor parte de su vida estudiando y trabajando. Cuántas cosas que querían hacer nunca hicieron, pensando siempre que tenían todo el tiempo del mundo! Siempre tenemos menos tiempo del que pensamos. Yo que llevo más de 22 aňos ejerciendo como abogado y tengo 55 aňos, te digo que los padres deben decirle a los hijos que estudien lo que les gusta para que no trabajen un solo día de sus vidas. La vida pasa demasiado rápido. No vale la pena ser feliz por poco tiempo, o solo los fines de semanas.

Conversación en la carretera

-Yo no creo que exista la mujer de mi vida. Es más, no creo que para nadie exista ese tal Hombre, o Mujer para toda la vida. Yo creo que existen hombres y mujeres para distintas etapas de la vida. Cada uno en un momento determinado es el hombre, o la mujer de ese momento de tu vida.
-Uao, Mauricio, ésa parece una frase sacada de una novela de Milán Kundera.
-¿Te parecé eso a vos?
-Estás hoy profundo. Yo diría que hasta filosófico.
-Esa es la verdad, si no analízalo y verás.
-Siento informarte que una vez más no estoy cien por ciento de acuerdo contigo.
-Bueno, te entiendo. Yo lo digo basándome en mis experiencias. Vos ves la vida de otra manera. Además, qué edad tenés? Veintidós, veintitrés?
-Veinticinco.
-Por lo mismo.
-Esa filosofía es válida, pero tiene sus excepciones. Mis tíos son novios desde que tienen 13 aňos. No conozco una pareja más feliz que la de ellos. Tienen más de 30 aňos de casados y todavía están juntos y felices. Yo entiendo tu punto de vista, pero también es verídico que existen parejas que crecen juntos. Con las distintas etapas de la vida, me imagino que en vez de cambiar de compañía, van cambiando y evolucionando ellos mismos.
-Yo digo que no existe esa media naranja, u otra mitad. Me baso en mis experiencias. Con mi primera esposa, por ejemplo, me casé porque yo me había venido a vivir de Buenos Aires a acá y no me gustaba vivir solo, nunca me ha gustado. Le pedí entonces que se viniese conmigo, después me di cuenta que me la pasaba bomba yo solo y me pregunté para qué diablos la había traído? ¿Para qué? Me repetía todos los días. Te lo juro. Entonces me iba por ahí y un día regresé a casa a las 7 de la mañana, no la encontré, toqué la puerta del departamento de mi mamá, ella estaba llorando en el sofá, típico de las féminas. Me dijo que se marchaba y no le creí. Esa tarde cuando llegué a casa no vi ninguna de sus cosas. Nunca más he vuelto a verla.
-¿A ella fue a la que más quisiste?
-No, con ella fue con la que peor me porté y me arrepiento. Nadie y mucho menos ella se merecía que yo me comportase con ella, como bueno, me porté. Con mi segunda esposa me casé también por darle los papeles, porque si no la deportaban. Era argentina también. Me casé por eso. Yo no creo en el matrimonio. Yo creo que algo cambia después que uno firma ese papel. ¿Ya verás? Yo me acuerdo que me llevaba bien con mis tres ex esposas antes de firmar ese maldito papel. Tiene que ser psicológico. Algo cambia, yo no te puedo explicar qué es, pero algo cambia después que lo firmas. Yo creo que es que te dicen que estás obligado a quedarte con esa persona y aunque estén enojados te ves obligado a dormir a su lado.
-Alguna persona famosa que ahora no recuerdo dijo una vez que el matrimonio era el mayor acto de locura.
-Muy bien dicho, es una verdadera locura porque el estado natural y feliz del hombre es la soltería.
-Eres simplemente terrible, Mauricio. ¿Se puede saber por qué te has vuelto a casar?
-Por ellas, nunca es por mí. A mí la verdad es que me da lo mismo; total, yo no creo en eso.
-Pero tiene que haber una, una a la que hayas querido más que a las demás.
-Todas. Te lo juro. De qué te reís vos? Todas en un momento determinado fueron la mujer de mi vida y en otro momento, me quise casar con ellas y lo hice. El papel no cambió nada.

-Este tráfico de Okeechobee es insoportable. Vamos a llegar tarde al show.
-Todavía tenemos 20, 23 minutos, nos da tiempo.
-Tiempo… Esa es la clave, Mauri. Yo creo que eso es lo que pasa. No he dejado pasar suficiente tiempo. Yo creo que uno nunca sabrá quien fue la mujer, o el hombre que más amó en la vida hasta que se es mayor, o se está cerca del final, de la muerte. Desde la distancia, con aňos por medio, las cosas se ven con mayor claridad, se dilucidan mejor los errores, se reconocen los fallos.
-Yo, por mi parte, he llegado a mi verdad. Ya te la dije.
-Esa es tu verdad, Mauri. No hay una verdad absoluta. Tú tienes tu verdad. Yo tengo la mía…. Al fin llegamos, recoge tu maletín y vamos, que ya estamos tarde.